sábado, 29 de julio de 2017

Un viaje para disfrutar

Este año nos lo vamos a tomar con calma. Nuestro recorrido ciclista a lo largo del Mosela alcanzará un total de 300 kilómetros, desde Metz a Koblenz, pero la mayor parte de las etapas no llegarán a los 40 kilómetros y transcurrirán siempre por carriles bici perfectamente asfaltados y con escasas pendientes.

Los que todavía no hayan entrado en la séptima década de su vida, en este viaje formarán parte de los cicloturistas más jóvenes con los que nos vamos a cruzar. Los alemanes, tras haber coronado picos a golpe de pedal durante su juventud y madurez, dejan para la cuarta edad este carril bici perfectamente asfaltado que atraviesa sin apenas desnivel la región de tradición vitivinícola más antigua de Alemania y la más grande de las zonas compuestas por laderas en pendiente. Orientadas hacia el sur o el suroeste, estas laderas ofrecen un excelente microclima a las cepas y a otras plantas y animales exóticos. En esta privilegiada naturaleza se crían y desarrollan los renombrados vinos minerales Riesling que, en opinión de expertos y profanos se encuentran entre los mejores blancos del mundo.

Llegada a Luxemburgo


30 de Julio. 9:55 h.
Llegada al aeropuerto de Luxemburgo

Cada 30' el Eurobus nº 16  sale hacia la Gare Central de Luxemburgo.

Si tenemos suerte y andamos espabilados podemos coger el de las 10:25 h que nos dejará en la GC a las 10:52.

Desde allí, a las 11h24' sale un TVG directo a Metz; el recorrido dura 40' y el precio del billete oscila entre los 11,50 y los 25 euros. 

Esta opción sería muy interesante porque no tendríamos que hacer recorridos con transbordo y podríamos llegar a Metz con tiempo suficiente para disfrutar de la preciosa capital del Mosela.


Las etapas del recorrido serán las siguientes
- Lunes,         31/07  - Metz - Thionville (33,1km)
- Martes,        01/08  - Thionville - Remich (34,7 km)
- Miércoles,   02/08 - Remich - Trier (47,6 km)
- Jueves,        03/08 - Trier - Trittenheim (30,5 km)
- Viernes,       04/08 - Trittenheim - Bernkastel Kues (25,7)
- Sábado,       05/08 -  Bernkastel Kues - Traben Trarbach (23,9) - Alf (13,6) (Total: 37,5)
- Domingo,    06/08 - Alf-Cochem (32,3 km)
- Lunes,         07/08 - Cochem - Koblenz (50,2 km)
- Martes,       08/08 - Koblenz
- Miércoles.  09/08 - Koblenz - Madrid


Puntos de interés

Acompañado de hermosas fotografías, nuestro biciclista de cabecera, Óscar, nos ha seleccionado un reportaje de National Geographic, con puntos singularmente atractivos del recorrido:


Valle del MoselaEl curso lento y serpenteante del río discurre junto a fuertes, pueblos medievales y extensos viñedos. En la imagen, el meandro de Bremm.



CochemLa Plaza del Mercado de Cochem es el corazón de un centro antiguo que se preserva casi intacto.



BeilsteinLas orillas del Mosela estaban defendidas por bastiones medievales. En la imagen, las ruinas del Beilstein.



Zell an der MoselEsta pequeña localidad vive entregada a su tradición vinícola. Es un buen lugar para visitar bodegas y practicar senderismo entre viñedos.



Bernkastel-KuesLa Plaza del Mercado de Bernkastel-Kues.



Castillo de EltzEsta fortaleza medieval se erige sobre una colina rodeada por frondosos bosques. Su único acceso es un puente de piedra.



CoblenzaDesde el dique-mirador Deutsche Eck se ven confluir los ríos Mosela y Rin.



1.- Tréveris. Patrimonio de la Unesco desde 1986, conserva un valioso legado monumental que se remonta a los romanos.
2.- Zell. A orillas del Mosela, es otro pueblo medieval de la ruta.
3.- Cochem. Callejuelas, casas con entramado de madera y un magnífico castillo lo convierten en una de las etapas más interesantes.
4.- Castillo de Eltz. Del siglo XII, se erige sobre una loma de 70 m rodeada por un frondoso bosque.

Metz, tierra de paso

Nuestro primer encuentro con el río Mosela tendrá lugar en la histórica ciudad de Metz. Situada en el noroeste de Francia, la actual capital del departamento de Mosela es una de las ciudades con mayor patrimonio arquitectónico medieval de Francia. 


Basándonos en la inestimable información de blogueros y Wilkipedia,  llegamos a la conclusión de que Metz bien se merece una minuciosa y pausada visita. Tierra de paso para romanos, galos, franceses y alemanes, sus 3.000 años de historia han dejado palpables huellas en sus nobles edificaciones. Es una ciudad llena de encantos y cosas que ver, tan añejas como se supone de su larga historia o tan fabulosamente modernas como el impresionante Centro Pompidou, una joya de la arquitectura moderna que hay que conocer. Si todo va bien, llegaremos a la ciudad francesa en el mediodía del último domingo del mes de julio. Podemos, antes de acercarnos al Pompidou, pasear por los canales y parques, a los que debe el nombre de "Villa verde"y ver la impresionante catedral gótica de San Esteban. Conocida popularmente como "La linterna del buen Dios", esta divina morada ilumina la bella ciudad francesa desde el siglo XIII y es famosa, entre otras cosas, por poseer la extensión más grande del mundo de vidrieras de colores.

Primera etapa: Metz-Thionville


Comenzamos la aventura ciclista veraniega con una etapa cómoda y relajante entre Metz y Thionville. Es una etapa llana, en ligero y continuado descenso y de unos 35 kilómetros, que nos servirá para desengrasar bielas y poner los cuerpos a tono. Después de dejar Metz, esa ciudad tan francesa con arquitectura típicamente germana y aspecto de alemana, haremos casi todo el recorrido por la ciclovía Carlos el Temerario (en referencia a Carlos I de Valois, también llamado en la época Carlos el Terrible).

Como quiera que atravesamos diferentes pueblecitos no parece complicado que encontremos algún rincón apetecible en el que nos proporcionen un Riesling(vino blanco propio del Mosela) o unas birritas y algo de comer.


Si como es presumible llegamos con tiempo a Thionville, los que estén interesados en la historia no se deben de perder la visita al Búnker Hackenberg, en la que se puede apreciar todas las instalaciones de este búnker de la línea Maginot (arsenales, cocinas, enfermerías, etc) a lo largo de 10 kilómetros de túneles. La visita dura más de dos horas, se hace el recorrido en un minitren, los guías hablan en francés, alemán e inglés y al parecer es recomendable llevarse una prenda de abrigo.



Segunda etapa: Thionville-Remich


Otra etapa llana, cómoda y corta, la que transcurre entre Thionville y Remich, también en descenso continuado por la vía ciclista de Charles le Temeraire, con una única tachuela no demasiado mortificante al comienzo del último tercio del recorrido, que consta en total de unos 37 kilómetros.

En Remich hay un paseo fluvial interesante y una fuente giratoria (Fontaine Bacchus) con una estatua del dios Baco. También puede ser de interés la visita a las Caves St. Martin, con recorrido por las cuevas y catas de degustación. 

Tercera etapa: Remich-Trier


Al salir de Remich dejamos atrás Luxemburgo para adentrarnos en Alemania. Esta etapa es algo más larga que las anteriores (unos 45 km) y algo más quebrada en desniveles. En cualquier caso, sin demasiadas complicaciones.


Rodeada de bosques y viñedos, la pequeña ciudad de Trier (Tréveris), que presume con orgullo de ser la ciudad más antigua de Alemania, tiene una característica singular porque hace frontera con cuatro países, Luxemburgo, Bélgica, Francia y Suiza. Por suerte conserva importantes vestigios romanos y medievales y ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Es muy conocida la entrada romana a la ciudad llamada Puerta Negra, la catedral de San Pedro y el barrio medieval judío. Caminando por el paseo peatonal se llega a la casa natal de Carlos Marx.